CONSTRUCCIÓN DE INVERNADEROS
INTRODUCCIÓN.-
La construcción de un invernadero perfectamente
capacitado y equipado abre amplísimos horizontes para la
economía de los horticultores, como resultado de la
creciente demanda de tales productos fuera de las
temporadas que en el exterior imponen los elementos.
El ahorro que el invernadero significa para el
horticultor es también muy considerable en numerosos
aspectos, disminuyendo, por ejemplo, hasta el 50% el
agua requerida por algunos cultivos, y aumentando
considerablemente la producción.
Dicho en síntesis, la gran diferencia entre el cultivo
al aire libre y en el invernadero es, simplemente, el control
de la atmósfera, del medio ambiente que las plantas
requieren para manifestarse en plenitud, con adecuadas
labores hortícolas y una eficiente construcción del
invernadero.
Con el propósito de construir el invernadero, es
necesario considerar el espacio necesario para el
desarrollo del cultivo, el cual se logra mediante el cálculo
del suelo o del área destinada a la siembra, a fin de saber
el número de plantas a las que se podrá dar acomodo. El
cálculo consiste en la multiplicación del largo por el ancho
del invernadero y descontado del resultado la medida de
los espacios que habrán de ocupar las instalaciones
interiores , el equipo y el campo de abatimiento de las
puertas.
LOS DIVERSOS TIPOS DE INVERNADEROS.-
Las formas del invernadero pueden ser incontables,
pero en realidad su objetivo de dar protección a las
plantas contra condiciones climáticas adversas y mejorar
los factores de su desarrollo es común a todos.
Las formas pueden ser múltiples túneles, a dos aguas,
circulares, elevación semicircular, etc. En la actualidad
la profusión de diseños es amplísima, algunos de los más
modernos incluyen paneles de plástico o de cristal curvado.
Invernadero en túnel
Cualquiera que sea la forma del invernadero, la
elección debe ser hecha teniendo en cuenta cuatro
factores esenciales:
1º) Accesibilidad.
2º) Cualidades transmisores de la luz.
3º) Estabilidad.
4º) Durabilidad.
La mayor captación de luz solar se consigue con el
invernadero dispuesto en forma de túnel, lo cual, aunado a
la económica sencillez de su estructura, lo ha hecho el más
apreciado para los principiantes y los que buscan
aislamiento y rendimiento térmico.
MATERIALES DE RECUBRIMIENTO
El vidrio es el material que se hizo clásico en el
concepto de invernadero. Ciertamente, durante mucho
tiempo fue el único material aceptable. Aunque con la
llegada del plástico ha planteado alternativas que
permiten unas grandes ventajas.
El número de invernaderos cubiertos de material
plástico es ya importante, así, el sector hortícola no solo
recubre sus invernaderos con plásticos, sino que amplía
con entusiasmo su uso y lo utiliza para la rápida formación
de semilleros, túneles bajos, abrigos, sacos para cultivar
en turba o para otras mil aplicaciones.
Por tanto, el plástico abarca exitosamente desde la
manifestación más elemental de la técnica para el forzado
y protección de cultivos, como sería el acolchado, hasta el
gran invernadero dotado para la producción hortícola, que
lo mismo recubre sus enormes estructuras de polietileno
que manufactura sus campanas con PVC termoconformado.
Los más significativos plásticos, flexibles o rígidos,
son, primero el polietileno, que después de un cuarto de
siglo sigue siendo muy apreciado por sus virtudes de
resistencia al paso del tiempo y su elasticidad,
especialmente en invernaderos artesanos, invernaderos
túnel y, en general, los de estructura ligera.
Las resinas de poliéster ofrecen una notable
resistencia al envejecimiento, a la lluvia, al granizo y al
viento, a la vez que un peso muy inferior al del vidrio. Sin
embargo, la mejor de sus características pudiera hallarse
en su potencia difusora de la luz, con lo cual llega a
hacerse innecesario buscar mayor reflexión con el
encalado veraniego. Esta difusión se opera en todas
direcciones, con lo que también se evita el riesgo de que
las plantas sufran quemaduras.
El polimetacrilato es la más destacada de las resinas
metacrílicas y posee una muy satisfactoria resistencia al
paso del tiempo y una transparencia excelente. No
obstante, se le reprocha su dureza, porque le hace muy
susceptible a ralladuras, lo que disminuye sus
posibilidades en la difusión de la luz. A diferencia del
anterior, se le busca por su rigidez sustitutiva del cristal.
El cloruro de polivinilo se emplea también en hojas o
planchas rígidas, que tienen una duración de uno a tres
años. Su precio es bajo, el PVC, es muy resistente a la
acidificación y tiene el efecto de que en un invernadero
calentado únicamente por el sol las temperaturas se
mantienen más elevadas, ya que su efecto invernadero es
mayor que el del polietileno, aunque su permeabilidad al
vapor de agua sea más considerable. Su transparencia es
garantía de beneficio para los cultivos debido al excelente
aprovechamiento de la luz solar.
En síntesis, solo las necesidades específicas del
agricultor deberán pesar en la elección entre PVC o polietileno, lo mismo para invernaderos, que para túneles.
BIBLIOGRAFÍA:
Joaquín Robles, 1999. Cómo se cultiva en invernadero. Editorial de Vecchi. Pág. 187.
Imágenes: isftic